luns, 23 de febreiro de 2015

ENTREVISTAS A HOMES QUE AMAN GALICIA



ENTREVISTA A AMANCIO PRADA

Xosé Pérez Mondelo e Mª Rosario Soto- Moitas grazas, señor Prada, por concedernos algo do seu valioso tempo. Podemos empezar coa infancia e adolescencia, se lle parece ben. Díganos: está inda en pé a casa na que naceu? Como foi a súa inmersión na lingua e na cultura galego-berciana-castelá? E con respecto aos seus estudos de bacharelato, onde os cursou? Algunha vivencia grata daquel período que queira actualizar para nós?

-Nací en Dehesas, un pueblo cerca de Ponferrada junto al  rio Sil, donde aprendí a nadar. La casa donde nací era una casa de planta baja, pegada a la carretera, que entonces era un camino de tierra. Cuando tenía cuatro años mi padre la derribó en parte para construir sobre ella una más grande, con ladrillo y cantos rodados del Sil. Esa casa sí sigue en pie y es donde ahora vive mi hermano Jóse, el más joven de los cuatro hermanos. Es la casa de mis recuerdos realmente: con un portal detrás para guardar el carro y la hierba, la cuadra de las vacas (la Roja, la Estrella, la Mora y la Navarra) y las gallinas, un par de cerdos y alguna cabra. Más la huerta, claro. Una infancia rural a tope, ayudando a mis padres en lo que podíamos hacer los niños: cortar leña, ir de pastor, sacar el abono de las cuadras, regar los praos, apicar los pimientos y ayudar a mi madre a traer el balde de la ropa que lavaba en la Fuente de la Marcela y a colgarla a secar en el desván donde la lluvia sonaba con un rumor de manzanas y pardales. Aquel mundo rural se expresaba lo mismo en gallego que en castellano, espontáneamente, sin darnos cuenta pasábamos de una lengua a otra. En un gallego silvestre, nada ortodoxo desde luego, pero vivo, original. Así, hasta los diez años en que me mandaron a estudiar con los frailes salesianos en Cambados. No había cumplido diez años. Me subí al tren en la estación de Ponferrada. Un expreso nocturno que venía del más allá con un vagón cargado de vocaciones salesianas. Hicimos trasbordo de madrugada en Redondela. Al bajar del tren sentí una sensacion extraña, un aroma nuevo, no sabía qué. Cuando partió el tren que nos había llevado pude ver el mar por primera vez, allí tan cerca, desde lo alto. ¡O mar, era o mar!. Y la isla de San Simón, la isla de Meendiño también cerca… Pero ésa es otra historia.
Los cuatro años que pasé con los salesianos fueron felices, estudiábamos por estudiar, rezábamos cantando, aprendí a tocar la bandurria, fui de solista en el coro, hacíamos teatro, incluso montamos la zarzuela de El Barberillo de Lavapiés con la Banda de Castrelo que dirigía el maestro Montañés, excursiones unas veces al mar, otras a la montaña… No sigo contando porque el cuento sería muy largo. El caso fue que con los ardores de la pubertad perdí la vocación y volví a casa con mis padres y a la labranza. Terminé el bachillerato en Ponferrada. Después fui a estudiar a Valladolid “Dirección de Empresas Agrarias”. Allí empecé a componer las primeras canciones de Rosalía de Castro.


(O río Sil ao seu paso por Dehesas, foto tomada da Internet)


-Con posterioridade trasládase a París, a estudar socioloxía na Sorbona na década dos 70. E alí edita “Vida e morte”, o primeiro disco e os primeiros poetas musicados: Rosalía, Darío X. Cabana, Celso Emilio… Fálenos algo, por favor, da xénese dese proxecto do primeiro L.P.

- Precisamente con una de aquellas primeras canciones rosalianas me presenté al Festival de la Juventud de Alar del Rey, un pueblo cereal de Palencia. El verano del 69, yendo a Valladolid a recoger los papeles académicos para poder matricularme en la Sorbona, me enteré de la celebración inminente de aquel Festival dedicado a la canción de autor. Así que cogí otro tren y para allá que fui. Canté “Pra A Habana”, un extenso poema de Rosalía sobre la emigración, una canción nada festivalera, desde luego, y además en gallego.  Como no tenía ni guitarra, alguien me dejó la suya. Y ante mi sorpresa, me dieron el primer premio!. El premio consistía en una Galleta de Oro y diez mil pesetas, justo lo que costaba una guitarra que había visto dos días antes en Valladolid. Así que de Alar volví a Valladolid y la compré. Aquella guitarra fue la llave que me abrió las puertas de mi primer otoño en Paris. Y con aquella guitarra que gané cantando a Rosalía compuse poco tiempo después, ya en Paris, mi primera canción de Federico García Lorca,  La Guitarra, precisamente: “Arena del Sur caliente que pide camelias blancas…”. ¡Camelias blancas! Reparo ahora en esas cosas pensando en los Seis Poemas Galegos de Lorca que canto en el concierto escéncio “A Rosalía de Federico”.
“Vida e Morte” se grabó en noviembre de 1973 en los estudios Sofreson de Paris. La grabación se realizó gracias al entusiasmo de un matrimonio judío, Madame et Monsieur Lévi Alvarès, propietarios de la compañía discográfica La Boîte à Musique. Ya no me acuerdo bien cómo empezó la cosa. Creo que la señora Alvarés me vio cantar en uno de los programas que Radio France grababa en directo en el Teatro de la Gaîté-Montparnasse, un programa titulado Libre Parcours Variétés, producido y presentado por Eve Griliquez, la Grigrí, como la llamaba cariñosamente Paco Ibáñez, mujer a quien tanto le debemos los artistas jóvenes y extranjeros que andábamos por allí tratando de empezar. El caso fue que a los señores Alvarès les gustó  mi forma de cantar y enseguida me propusieron grabar un disco, con el repertorio que yo quisiera y tal como me habían visto en directo, o sea, con guitarra y violonchelo. Sin más historias.  Y es que, un año antes, una amiga parisina, Claudine Ducos, me había presentado al violonchelista argentino Eduardo Gattinoni, cuando buscaba yo un chelo o un contrabajo para acompañarme durante las tres semanas que iba a cantar de telonero de Georges Brassens, en el Teatro Bobinó. LO de Bobinó fue en diciembre del 72, el disco lo grabaría justo un año más tarde. Aquella conjunción de guitarra y violonchelo marcaría felizmente toda mi trayectoria musical hasta hoy.
A veces me han preguntado por la evolución artística desde aquel primer LP. No estoy seguro, pero me parece que cuando alguien hace algo por vocación, como ha sido mi caso, digamos que canta como respira, cuando el canto se nutre de la poesía que siente como una savia interior, eso suele ser así para siempre, no cambia, uno es como es, natural, igual que un manzano da manzanas. En ese sentido creo que Vida e Morte, valga lo que valga, con todos sus defectos, es la semilla de todo lo que vino después. Pues en ese disco está reflejada mi condición de cantor bilingüe, en gallego y castellano, la poesía como sostén y sustento de inspiración musical y aquella conjunción de guitarra y violonchelo marcaría felizmente toda mi trayectoria musical hasta hoy.

-Sabía vostede que moitos de nós, docentes da lingua e literatura galegas, aprendimos a obra dos nosos grandes poetas na aula co casette de Amancio Prada na man? Abrámonos á súa obra, os outros discos, xa clásicos en boa medida: Rosalía, Cunqueiro, os poetas medievais; iso no ámbito galaico-portugués; San Juan, Lorca, García Calvo, no ámbito do castelán… Hai unha absoluta identificación, simbiose, fusión entre a obra previa e a creación súa. Quen escolleu a quen? Xa estaba a música dentro dos poemas?

- Gracias. Me alegra que mis canciones puedan ayudar a descubrir la poesía y cogerle gusto, afición. Qué bien. La letra con música entra. A mí me pasó lo mismo cuando escuché cantar a Paco Ibáñez. En cuanto a quién escoge a quién... Es como en el amor. No vale buscar y nadie escoge. Uno se enamora y ya está. Llevo años en este camino en el que lo he puesto todo, es mi vida. Caminamos sobre huellas. Doy lo que otros me han dado a mí, cuanto vive en las palabras de los enamorados y los poetas. Lo que hago es oir las voces, la música callada, y entonces, cuando suena, la melodía que aparece se parece a un regalo.

-Vemos que tamén é sensible ante a música popular: aí está “Caravel de caraveles”. Segue tendo valor este tipo de música? Segue vostede valorándoa?

- Sí. El cancionero popular de Galicia es un tesoro inmenso al que he dedicado dos discos: Caravel de Caraveles  en 1976 y Coplas de mar e terra en el 99. Son canciones que siguen vivas y presentes en mis recitales. Recuerdo lo que escribí en la presentación de Caravel, hace casi cuarenta años: Por ventura, y a pesar de un tiempo tan adverso, aún se puede hablar de folclore gallego como de algo vivo, sonoro en la garganta del pueblo. ¿Por cuánto tiempo? Esto es lo que preocupa, porque el proceso de degradación por la industria cultural, entre otras, parece irreversible y que no hay quien lo pare. Claro que, ¿podía ser de otra manera? Porque el cantar del pueblo desaparece junto con aquel medio y modo de vida rural que lo creara. No se olvide que, hasta ayer, hijos todos o nietos de labriegos. Pero los arrieros se perdieron en la niebla del tiempo y su cantar con ellos; la tierra ya se labra con tractores y máquinas cuyo ronroneo asorda el canto; y como el pueblo no canta porque le escuchen, con el folclore de verdad no hay profesionalidad que valga. No nos queda, entonces, sino la recreación, el recuerdo y la nostalgia. Que esto quiere ser Caravel de Caraveles: un recuerdo vivo. Con el afán, eso sí, de recrear aquellas canciones, fruto luminoso de oscurecido origen, respetando la gracia popular, aun cuando la instrumentación y la armonía aquí empleadas suponen una interpretación particular y siempre subjetiva. Pero también pensar en esos hombres y mujeres que se agrupan en corales y bailan y cantan, salvando del olvido tantas coplas, tanto saber. Su afición y entusiasmo nos alienta y a su canto uno yo, humildemente, el mío. Algo así venía a decir. El problema sigue siendo el ruido. Hay mucho ruido en todas partes. Y así no hay quien cante. Pero cuando surge un canto de ronda entre amigos o escuchas de milagro la salmodia de una voz sola en el campo, cuánta emoción, qué maravilla.

-Díganos agora, se é tan amable, como é a recepción da nosa música e da nosa poesía no mundo? Ninguén mellor que vostede para contestarnos, tanto mundo percorrido…

- La música sobrevuela todas las fronteras. Es verdad que en mi caso, es importante entender la letra, la poesía que canto, pero como diría San Juan de la Cruz, no es menester entender para que haga efecto de amor y afición en el alma. Es cierto. El año pasado hice una gira por Brasil, canté en Paris, en Nueva York y en Rabat... La semana pasada estuve cantando en la India. Y, lo que digo, mejor si se entiende, pero no es necesario. También yo me emocioné y de qué manera escuchando cantar en Santeniketán una canción de Tagore en bengalí. 

-Como ve a música galega hoxe?

- Creo que ha habido un resurgir espléndido de solistas y grupos muy diversos que han descubierto el tesoro anónimo de la música popular y lo están recreando  con mucha gracia, sobre todo instrumental.

-E os seus novos proxectos?

- En 2014 edité dos discos: “Resonacias de Rosalía”, una recopilación revisada de mi repertorio rosaliano, y el libro-disco “Federico García Lorca: Poeta en Galicia”, con los Seis Poemas Galegos y su “Salutación elegíaca a Rosalía de Castro”. El 28 de marzo próximo estrenaré en Ávila “La voz descalza de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz”, un nuevo recital escénico que grabaré más adelante. Hace tiempo que prefiero grabar el disco después de cantarlo en directo, cuantas más veces mejor. 

-Como educadores que somos, quixeramos saber a súa opinión sobre o papel da música galega, tanto popular como culta, no mundo escolar.

- A la música y a las artes en general habría que darle mucha más importancia. Recuperar el espírito de la Institución Libre Enseñanza o el ejemplo que Rabindranath Tagore plasmó en su Escuela de Saneniketan. 

-Esta xa é a derradeira pregunta: se volve a vista atrás e mira o vivido, diría que sacrificou cousas no altar da arte? E se a resposta é positiva, pagou a pena?

- No tengo la sensación de haber sacrificado nada. Todo lo contrario, he tenido la suerte de haber convertido en profesión una vocación muy temprana. Una suerte que le deseo a todo el mundo. De casi todo tengo más de lo que necesito, y seguramente más de lo que merezco. 

-Moitísimas grazas, señor Prada pola súa xentileza impagable. Desexámoslle de corazón un ventureiro ano 2015 e unha longa permanencia entre nós, os membros da tribo. Tribo plurilingüe que ama a palabra e a voz.

– Soy yo quien les da las gracias. Por su atención y sobre todo por su labor docente. Es la profesión más noble que hay. Sé que los tiempos son difíciles, pero ánimo, no pierdan el entusiasmo. Hay que contar y cantar con las inclemencias del tiempo. Para vivir y para soñar. Un abrazo.


Ningún comentario:

Publicar un comentario